Una vida saludable

Procurarse un estilo de vida saludable, es en esencia un estado de consciencia de todo aquello que debemos hacer en nuestra vida cotidiana para practicar actividades que redunden en un mejor estado de salud. Una alimentación sana es fundamental en este contexto. Evitar la obesidad o lograr normalizar el peso cuando se está en sobrepeso o en obesidad debe ser una meta personal sin postergación. La regularidad en los horarios de comidas y realizar al menos 2 meriendas nutritivas entre las comidas principales son indispensables para mantener un metabolismo balanceado.

Evitar azúcar añadida en las bebidas, o evitar consumir bebidas azucaradas naturales o artificiales debe ser una meta a concretar dentro de unos buenos hábitos alimentarios. En este sentido el consumo de frutas completas en pequeñas raciones es preferible al de los jugos. Nunca agregar azúcar a los jugos naturales. Esto constituye una desproporción injustificable. Evitar comer pan más allá del desayuno es un hábito que aconsejo y que puede rendir grandes frutos. Evitar, en la medida de lo posible, los  alimentos fritos es una forma práctica de reducir la cantidad de calorías que consumimos en la dieta diaria. La grasa añadida es innecesaria en una dieta sana, a no ser que se trate de grasa monoinsaturada como la que está presente en el aceite de oliva y en el aguacate. Se puede aderezar las ensaladas o vegetales con aceite de oliva y se puede agregar aguacate en el desayuno para untar o comerlo completo. Evitar margarinas o mantequillas es una forma práctica de reducir el consumo de calorías provenientes de las grasas saturadas.

El desayuno debe consumirse  lo más temprano posible y debe contener una buena ración de proteínas además de un óptimo carbohidrato con una baja proporción de grasas saturadas. El almuerzo debe contener un ración de proteínas, otra de carbohidratos y una buena proporción de ensaladas o vegetales y una baja proporción de grasas saturadas,  es aconsejable en esta comida evitar calorías adicionales que podrían ser añadidas con los jugos naturales o artificiales, con el pan anexo, o con los postres. La cena debe ser lo más liviana posible compuesta de ensaladas o vegetales y una pequeña porción de proteínas, con escasas o nada de grasas saturadas y un muy buen equilibrio de grasas monoinsaturadas  y poliinsaturadas. Las principales fuentes de grasas monoinsaturadas incluyen aceite de oliva, aceitunas, aguacate, almendras, nueces; mientras que de grasas poliinsaturadas la encontramos en el pescado. Las meriendas deben ser nutritivas y en este contexto se sugiere optar entre frutas, frutos secos y Yogurt. Los postres deben ser reservados para aquellos momentos especiales y muy ocasionales y reducir al máximo la cantidad de los mismos.

Tomar 8 vasos de agua durante el día en condiciones  basales y aumentar la cantidad en caso de realizar ejercicio, con el fin de preservar un buen estado de hidratación, lo cual es una medida clave que debemos procurar; para mantener una buena dinámica en la excreción de los productos tóxicos derivados de nuestro metabolismo. El consumo de chocolate oscuro, con al menos 70% cacao 10 a 30 gramos diarios junto a 1-2 tazas de té verde como antioxidantes, puede considerase dentro de los hábitos alimentarios sanos. En cuanto al consumo de alcohol tomar 1-2 copas de vino tinto diario  se ha asociado como una medida de protección cardiovascular.

La actividad física regular en forma de ejercicio aeróbico se debe practicar cotidianamente. Caminar a marcha rápida al menos 150 minutos a la semana, fraccionados en 30 minutos diario 5 veces por semana, es una medida al alcance de todos y de muy bajo costo.

En el aspecto emocional es aconsejable evitar rabias, ira, cólera, tristeza. Vivir con agradecimiento y optimismo. Sonreír y reír en cada ocasión que se nos presente. Lograr armonía en nuestras relaciones familiares, laborales y en nuestro entorno de amistades. Es mejor tener y practicar la Fe que no tenerla y no practicarla. No guardar rencor. Perdonar siempre. Practicar la indulgencia y la misericordia. Tener un propósito de vida siempre. Levantarse cada día con un sueño por realizar, una razón para vivir intensamente. Dar sin medidas sin esperar retribución y conectarse constantemente con la naturaleza y la inmensidad de su belleza. Tener una mascota a quién cuidar y brindarle cariño cuánto  ayuda con nuestro bienestar y equilibrio emocional. Cultivarse en las artes, en la música, en la literatura, enaltece el espíritu, por lo que debemos procurar enraizarnos con ellas y nutrirnos con su savia.

En suma, una vida saludable va más allá de una buena alimentación. Es tomar consciencia de la estrecha vinculación entre cuerpo, mente y espíritu y del equilibrio necesario entre ellos en sintonía con un excelente entorno social.

10-03-2013 Por Dr. Roberto Carlo Correa B.


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